Apoyo a las personas con diversidad funcional
El
cambio en las leyes que regulan las situaciones jurídicas de las
personas con diversidad funcional, ha posibilitado tanto la
adaptación a las necesidades reales de cada una de ellas, como la
facilitación de alguna de sus vías
Hoy es posible que el mismo interesado decida voluntariamente y por vía notarial, en qué puntos necesita la ayuda de alguien que supervise sus actos y la elección de este.
Esta
autolimitación de funciones o derechos puede llevarse a cabo cuando
la persona es consciente de lo que le sucede y de la necesidad de que
alguien cuide por sus derechos y su seguridad. De esta forma, siempre
tendrá que recabar la autorización de la persona designada, para
cuantos actos se hayan determinado en el documento notarial.
Estos
pueden ser de diversa índole, económica, de cuidados o sanitaria
entre otras. Todo adaptado a lo que cada uno necesite.
Estas medidas es interesante complementarlas con otras disposiciones notariales, tales como poderes o autodelación de curatela, entre otros.
Siempre que se den los requisitos, es la vía más sencilla para la protección de las personas que queremos y son más vulnerables. Todas estas funciones de las que hablamos suele cumplirlas un familiar, pues la familia sigue siendo en nuestra sociedad el grupo básico de solidaridad y apoyo entre las personas que la componen, especialmente en lo que atañe a sus miembros más vulnerables. Estos pueden ser nuestros mayores, los hijos que han llegado a la mayoría de edad pero continúan necesitando de los cuidados de la patria potestad o cualquier otra persona a la que sea necesario proteger de posibles situaciones indeseadas.